KAGURA: DANZAS SAGRADAS EN LOS FESTIVALES SINTOÍSTAS DE JAPÓN

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El Kagura es una danza ritual sagrada en Japón que tiene sus raíces en la mitología japonesa y se remonta a más de 1.300 años. El término se compone de dos kanjis: “kami” que significa Dios y “kura”, que significa sala o lugar de reunión, siendo así la traducción “lugar de reunión de los dioses”.


 


Según la mitología sintoísta, el kagura se creó como una forma de entretenimiento para los dioses con el propósito de atraer y complacerles, además de ser una expresión artística que busca honrar a los dioses, transmitiendo la tradición e historia de Japón; se asocia con la creación del mundo, los dioses del sol y la luna, la fertilidad, cosecha y protección contra espíritus malignos. Se cree que dichas danzas sagradas se realizaron por primera vez en el Templo de Ise, el santuario sintoísta más importante de Japón.


 


El Kagura supone un papel importante en los festivales sintoístas conocidos como matsuri que se celebran en todo Japón a lo largo del año. Durante los festivales, las actuacioes de Kagura se presentan como ofrendas a los dioses con el propósito de buscar su protección y bendiciones para la comunidad. Desde los movimientos de los bailarines hasta la música y vestuarios, cada elemento está cargado de una profunda reverencia por lo divino y sagrado. Transmiten enseñanzas morales, valores culturales y creencias religiosas.

 

Los instrumentos tradicionales son el shinobue (la flauta de bambú) y el taiko (tambor), los cuales desempeñan un papel muy importante en la creación de la atmósfera. Los gestos y movimientos de los bailarines están llenos de significados mitológicos y espirituales, conectando al público con las historias.

 

Las Miko suelen bailar el Kagura durante los festivales y ceremonias importantes en los santuarios. La historia de las Miko se remonta al periodo de Jomon, donde eran veneradas como poderosas chamanas capaces de comunicarse con el mundo de los espíritus; en el antiguo Japón, ocupaban puestos de gran poder e influencia, pero con el auge del budismo y confucianismo, su autoridad empezó a menguar. Los sacerdotes varones asumieron muchas de sus funciones y las Miko se vieron más obligadas a ocupar papeles secundarios. El aprendizaje del Kagura es una parte importante del entrenamiento de las Miko, ya que requiere de destreza física y una profunda comprensión de su significado espiritual.


 


La preservación del Kagura como patrimonio cultural ha sido una prioridad para las comunidades y organizaciones dedicadas a salvaguardar las tradiciones de Japón; se han establecido iniciativas para enseñar y transmitir las técnicas de danzas, músicas y actuaciones a las siguientes generaciones para poder garantizar que esta forma de arte sagrado perdure en el tiempo, además de documentar y registrar las diferentes variaciones regionales del Kagura, reconociendo así su diversidad y riqueza en todo el país.